Para el cierre de hoy (11 de noviembre de 2016) la Bolsa
Mexicana de Valores cayó un 2.53%, su segundo día consecutivo de perdida (3.68%
acumulado) tras la victoria de Donald Trump, por el contrario el Dow Jones y el
NASDAQ subieron .93 y .78% respectivamente. Una caída tremenda para la bolsa
mexicana y una ganancia no muy significativa pero en total sentido contrario
para las principales bolsas de E.E. U. U. Lo cual no significaría nada, si no
fuera que es un movimiento rarísimo de capitales, rarísimo desde la perspectiva
de que si a estados unidos le va bien a México le va bien, pero sobre todo raro
como imaginar que una casa sube de precio, sin embargo su traspatio deja de
valer. Así de inverosímil resulta.
La entrada y salida de capitales en las bolsas, es decir sus
subidas y sus bajadas, son determinadas por la especulación, digamos que los inversionistas,
analizan y dicen: -En esta bolsa hay ganancia, en esta no, en esta hay perdida
y en esta no- y determinan en cual “confiar” y en cual invertir. Volvamos al
ejemplo de la casa, ¿Por qué una casa sube de precio y su traspatio deja de
valer tan estrepitosamente? Bueno pues resulta que los estados unidos y México
no son parte de una sola casa y no somos siquiera parte de la misma propiedad.
Resulta que las bolsas de valores de los dos países no son del mismo dueño.
Por años (ya casi 80) los movimientos financieros de ambos países
han presentado cierta sincronía, digamos que si Estados Unidos determina
lanzarse a explotar un pozo petrolero en México, El Dow Jones sube y la BMV también,
uno recibirá ganancias y el otro una limosna, pero para las dos economías
representa entrada de dinero. Desde luego es más complejo que eso y los
problemas y situaciones internas de cada país lo hacen más o menos dispar, pero
en general así ha funcionado. Nuestros dirigentes, han estado regularmente de
acuerdo en este tipo de simbiosis (parasitaria) en la que la economía más
poderosa del mundo y su vecino del sur funcionan. México no se queja o si lo
hace lo hace muy poco o apenas refunfuña.
Sin embargo los países no son solo entes imaginarios, ni sus
dirigentes son una representación tan apegada a lo que sus pueblos son. Estados
Unidos, con su herencia pluricultural, con su historia de inmigraciones (Donald
Trump por ejemplo es descendiente de Alemanes, su esposa Melania es Eslovena,
Arnold Schwarzenegger el “Gobernator” es Austriaco, Barack Obama, el actual
presidente es hijo de un Keniano y muchísimos ejemplos más…) decidió en la
elección del 8 de noviembre que el discurso de Donald Trump, incluido la
construcción de muros, deportaciones y soporte racista, como el exlíder del
Kukux Clan, David Duke, es el bueno, es
el convincente. Estados Unidos decidió que no somos tan similares los latinos a
ellos, que ni con 25 millones de electores latinos, su rumbo y el nuestro debe
ser el mismo.
En la lectura clara de los inversionistas de las grandes
corporaciones, pues si, resulta que a estados unidos le irá mejor sin la carga
que México le representa y que nuestro país es, desde el 8 de noviembre un peor
lugar para invertir; y es que aunque no lo sea, una de las afirmaciones de
Trump durante su campaña es que, en general somos ladrones, violadores y gente
con problemas. Hagamos un pausa y pensemos ¿Con un muro a lo largo de la
frontera, México es 3.68% peor para invertir? Bueno pues, el muro aun no está y
sin embargo en esa proporción hasta el día de hoy somos menos confiables. No
olvidemos que el valor de la moneda de cada país también es un indicador de
confianza, sea su respaldo en oro o en bonos el valor de la moneda significa
que el país que la emite comprueba que su valor es cierto, que hay con que
pagar lo que se adquiere con ella y claro también, la disponibilidad que hay en
circulación de dicha moneda. El peso mexicano pasó de 18.54 el martes, hasta
21.54 pesos por dólar en la tarde del día de hoy, esto quiere decir dos cosas,
que muchos dólares se fueron de aquí y que no es tan de fiar nuestra moneda.
Aclaro, explicando muy superficialmente.
El día de ayer comenzaron a circular imágenes en redes
sociales exhortando a consumir lo local, lo hecho en México. Como medida de
“boicot” al futuro gobierno de Donald Trump; se exhorta a comprar en las
tienditas de la esquina en lugar de en las grandes cadenas, a hacer el “súper”
en los tianguis y hasta a compra marcas de ropa locales y abandonar cuentas en
bancos extranjeros. Yo me enteré por un meme en mi whatsapp, uno de “Spider-Cholo”,
que se parece poco a lo que acostumbra publicar, pero que me resulto interesante,
sobre todo pensando que no es tan común ver tanta solidaridad en memes cómicos.
Algo cambió tras la victoria de Trump.
Me han llegado a mi Whatsapp un sinnúmero de imágenes muy
similares o con el mismo texto de personas que no creí que estuvieran interesadas
en cuestiones de economía, de solidaridad nacional o de política, pero tan
desesperanzador ha resultado el hecho que, en una banca de la plaza de armas de
Morelia escuche a un bolero platicar sobre el código de barras 750, número con
el que comienzan los códigos de barra de los productos hechos en México. Nunca
le había prestado atención a los códigos de barras, salvo aquella vez en que también
en redes se incitó a no consumir productos con el código 871 (Israel) tras el
lanzamiento el 8 de julio de 2014 de la Operación Margen Protector en la
franja de Gaza por parte de Israel, que dejó como resultado 2310 muertos, según
el ministerio de salud de Gaza, 475000 desplazados y 283220 refugiados según la
ONU. (http://www.ochaopt.org/documents/ocha_opt_sitrep_26_08_2014.pdf)
Como medida preventiva ante un desastre de bloqueo
económico, cierre de fronteras y deportación masiva de compatriotas (Las
remesas enviadas al país por parte de trabajadores mexicanos en Estados Unidos
en 2015 superaron en 33% los ingresos percibidos por parte de la renta
petrolera, es decir 24 mil 770.9 millones de dólares vs. 18 mil 524 millones de
dólares), suena magnifico, pero de entrada ¿por qué aplicar este tipo de
medidas solidarias hasta que el panorama es poco alentador? Pudimos empezar
hace mucho y quizá nuestra economía sería más solida; es nuevamente el viejo
cuento de “Ahogado el niño a tapar el pozo”.
El principio de la economía auto fortalecida es
indiscutible, de hecho es una de las propuestas de campaña de Trump, recuperar
de la fuga empleos delegados a otras economías para abaratar costos, renegociar
tratados de libre comercio y promover mejores planes fiscales a los empresarios
para traer inversiones, bueno, llevar inversiones a su país. A eso se le llama
paternalismo, favorecer a los propios en la competencia contra los ajenos.
¿Esto es una Injusticia?
El mecanismo que opera solidariamente nuestra economía y la
del gran vecino del norte, está basado en la colaboración empresarial,
recordemos que el modelo económico americano es capitalista, y consiste en la posibilidad
de que al país le vaya bien si a sus empresas les va bien, en el supuesto de
que generan empleo al crecer, derraman capital en los lugares donde se sitúan y
aportan a los gobiernos mediante el pago de impuestos e inversión, hasta en
diversos sectores en los que al gobierno le mermaría si los mantiene por propia
cuenta (educación, salud, pensiones). Estamos unidos con los Estados Unidos por
que las empresas americanas invierten en México y brindan todos estos supuestos
beneficios, y porque algunas empresas mexicanas tienen la “posibilidad” de
realizar lo mismo en territorio estadounidense aunque en menor escala.
¿Qué tan nuestro es el código 750?
Comencemos por aclarar que los códigos de barras son una
referencia primero al lugar de etiquetado, o si se quiere ver así “de producción”.
Un producto como la cerveza Carta Blanca, que tiene el código 750 y fue la
primera producida por la Cervecería Cuauhtémoc en 1890, suena a que es
totalmente mexicana y que comprarla en lugar de una Bud es mejor para nuestra economía…
¿Verdad? Pues resulta que en 1985 la cervecería Cuauhtémoc se fusionó con la
Moctezuma y a su vez en 1994 fue adquirido el 22% de esta empresa por Labatt Brewing
Company y en 2010, el 20% de las acciones de esta compañía (Propiedad de Femsa
de la cual The Coca Cola Company posee un 31.6 %) fue intercambiado por
acciones de Heineken International. ¿Qué tanto es mexicana la cerveza
Carta Blanca? Casos similares, Sabritas, Gamesa y Sonric´s, estas otras del
grupo Pepsico.
Que un producto sea etiquetado, producido o ensamblado en México,
no significa que sea obligatoriamente mexicano, ¿Acaso un vehículo Chevrolet,
deja de ser de la General Motors Company solo por ser ensamblado en Silao,
Guanajuato? De ninguna manera, otro ejemplo peor de engañoso es el de las motos
Italika (de grupo Salinas), ninguna parte es mexicana, solo son ensambladas en
Toluca y aun así se hacen llamar “Una empresa 100% Mexicana”. No basta con
revisar el código 750 para adquirir e ilusoriamente creer que le traemos un
beneficio por esto al país, en muchos casos llega a ser tremendamente
perjudicial, recordemos el reciente caso de Lexmark y sus 120 despidos por
denunciar practicas esclavistas (sueldos de miseria de entre 600 y 700 pesos
semanales http://www.proceso.com.mx/425997/trabajadores-despedidos-llaman-a-boicot-contra-lexmark-por-abusos-y-explotacion-laboral
) en su planta de Ciudad Juárez, aquí en México.
Vayamos mas allá, comprar en una tiendita de la esquina si
hace una cierta diferencia, pero cuando
realmente hacemos un cambio significativo es cuando nuestros alimentos dejamos
de comprarlos en el supermercado y pasamos a comprarlo a nuestros campesinos,
sacamos del juego a las grandes cadenas, a los intermediarios y hasta al
gobierno (yo no he visto sello del SAT, ni código de barras alguno en los
chayotes que compro cocidos en el tianguis del marcado). Se puede decir que en
este tipo de compras se fomenta la ilegalidad, pero lo legal no siempre es lo
justo, y este es el mensaje que manda el señor Trump a sus partidarios al
exigir una renegociación o franco fin de participación en el tratado de libre
comercio con México y Canadá, el tratado es legal pero a él no le parece justo.
El presidente electo ha dicho que México se lleva toda la
ganancia y sin duda esto tuvo mucho eco entre sus partidarios o de otra manera
no lo serian. Los “olvidados” como él los llamó en su discurso tras anunciarse
el triunfo, padecen la falta de oportunidades que aparentemente los mexicanos
se llevan, padecen las carencias que les produce lo “injusto” del tratado, se
ven “privados” de los beneficios económicos de los acuerdos comerciales que su
país realiza, y esto puede que sea cierto, son sin duda víctimas de la
desigualdad que en su país se da, pero lo que el señor Trump no les dijo es que
si, en efecto lo que los tratados consiguen no alcanza para mantener a esos
“olvidados”, a los mexicanos y al dinosaurio que vive en su país (tambien en el
el nuestro) y consume y acumula el 99% de la riqueza del mundo. Su discurso es
algo así como “Si ustedes no tienen pan, es porque los mexicanos se quedan
todas las migajas” teniendo gente como él, Rupert Murdock y los hermanos Koch,
con lleno el canasto.
Nosotros tenemos también un súper dinosaurio que consume
demasiado. Teniendo un país vastísimo en recursos naturales, privilegiado
geográficamente, con una población joven y con un ingenio del que no dejamos de
jactarnos ¿Por qué tendríamos que vernos en una situación tan preocupante ante
las decisiones que se toman en otro país? Pues, es que dependemos de ese país.
Tenemos a los Estados Unidos metido hasta el tuétano, es vergonzoso que llegue
más dinero desde estados unidos por la venta de mano de obra que por la
administraciones de nuestra empresa petrolera (PEMEX), quiere decir que quien lo
administra, como negociante es sencillamente incompetente. Un gobierno
incompetente financieramente solo consume recursos, no los genera; un gobierno
corrupto aunque los genere los roba, un gobierno que no trabaja para su pueblo,
cobra y entrega lo robado. Y desafortunadamente el nuestro es todo lo anterior.
El gobierno mexicano tiene impreso el código 750, pero quien sabe donde esté
hecho.
Sin duda, todas las propuestas de los memes tienen razón, pero
tenemos que revisarlas. Actúan bajo el principio de la solidaridad nacional,
del compañerismo, de la justicia interna. Es preocupante que hasta que tenemos
una crisis común decidamos solucionarla; que hasta que tenemos un mal con un
nombre le combatamos, es triste que para muchos americanos ese enemigo se llame
México, y es que tenemos tanto en común… a tal nivel que ni un pueblo pobre ni
el más rico del mundo tengamos la capacidad de procurarnos como hermanos en
lugar de vernos como enemigos. Por el momento nos queda entre mexicanos ser más
solidarios que nunca, sacar de nuestra justicia a los verdaderos parásitos,
aquellos que nos confrontan para poder seguir viviendo de nuestra sangre y
sudor.
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