jueves, 28 de abril de 2016

Las revoluciones

Un punto clave para retardar o detonar las revoluciones es el desfase entre la persistencia de la motivación y los conocimientos para lograrlas, contra, la excitación y la autodeterminación para cambiar el propio contexto. Digamos, a la generación posterior e inmediata a una revolución se le otorgan suficientes gratitudes como para que se apacigüe, para que olvide la violencia y las causas de la lucha previa. Para que la sociedad caiga en el ocio y la ignorancia, así se puede postergar un futuro levantamiento, el enajenamiento es el medio para asegurar indefinidamente el letargo. En largos plazos el conocimiento se vuelve vulnerable para quien no lo procura; y, si ni a nivel individual el hombre (homogéneamente) procura el conocimiento, pues es de esperarse que una sociedad no sepa nada, si no a través de la obstinación de algunos de sus excepcionales miembros. Las revoluciones están perdidas si no son subsecuentes e inmediatas.

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