miércoles, 9 de julio de 2014

De lo poco que me queda...

No lo se, tal vez mi humanidad si es inadecuada, y si soy uno mas de los merecidos a servir. Tal vez mi cuerpo si es desechable y poco apreciable por no querer dar circo ni placer a quienes les pertenece. Tal vez si merece estar atrapado el resto de sus días en una oficina de algún call center; y mi cerebro quizá no es mejor, ni sobresaliente, ni superior, ni digno de cambiar la realidad que no me gusta, y mi corazón ambicioso como el solo, tal vez si es justo que sea aplastado una y otra vez por mejores sentimientos, mas correctos y usables, mas cotidianos y pasajeros, de esos que no estorban al trabajar, ni matan en una traición o en una tragedia. Supongo que si, que mi mente no es suficiente para nada mejor que obedecer, y que mis ideas y pensamientos los debo olvidar si quiero ser útil y ganarme el pan, tal vez ya debo saber que no son mas que un estorbo en esta realidad, y que si ya puedo comprar unos pues no necesito los propios, ni necesito ideales, ni a mi identidad, que ya hay patrones para ajustar la libertad a lo permitido. Si, eso debe ser. Supongo que estoy equivocado con mi concepto de alma y que, aunque espero que mi alma no solo sea un gancho existencial diseñado para no violentar a aquellos que si funcionan, es un concepto errado el que tengo y soy un desobediente.

No me merezco nada como se me ha probado, no sirvo, ni a mi ni al resto, no soy adecuado para ningún cargo o función, tengo todos los conceptos y razones cambiados, me horrorizo de lo normal y me apasiona lo inexistente. Estorbo, a donde voy estorbo, soy infantil e inmaduro, como si eso fuera un insulto claro. Aquí no consiste la madurez en llegar al punto máximo de capacidades o habilidades, mas bien, en mi México, es algo como llegar a ser una pera aunque uno haya nacido manzana, y aprender a ser tal, y dejar de ser infantil parece ser dejar de soñar mas que empezar a trabajar en lograr los sueños.
No soy rebelde, solo que las reglas son irracionales e injustas, y no tienen ningún derecho de aplicarlas quienes las aplican.

No lo se, otra vez no lo se, ya estoy dudando en tener una mente propia, no por que no la tenga, sino que sale muy caro y no hay ninguna necesidad de poseerla, es un lujo carisimo que no nos hemos ganado. ¿En que punto me voy a quebrar?, ¿cuando me canse?, ¿cuando me maten de hambre?, ¿cuando acepte mi error? Por que no me falta humildad para aceptarlo, considero que no, pero ya ven en todo estoy mal, solamente que la justicia me sigue haciendo ver como inaceptables las disparidades entre ser, poseer, vivir y para que vivir.

Hay que pasar por encima de tanto viniendo desde abajo, que supongo que quien brinca llega completamente vulnerable, mas allá de lo que haya aprendido, mas allá de lo fuerte que se haya hecho, pero saben no conozco a nadie del otro lado. No se puede vivir por encima del sistema, si no es poseyéndolo, no se puede vivir debajo de el si no es soportándolo, y no se puede vivir fuera, sin ser perseguido por él, pero tan poco se puede vivir dentro sin dejar de ser uno mismo. Pero ¿Que les digo yo? si de acuerdo al sistema siempre me van a faltar credenciales para hablar, aunque se me restregue en la cara el derecho de hacerlo. ¿Que les digo yo si mi juicio no esta aprobado? Les digo como me siento, de eso si estoy seguro, les digo lo que he aprendido y les digo lo que se me pega la gana, por que a fin de cuentas es mi boca y mi cerebro. Desde aquí en nadie se puede confiar por que todos somos nada y otros nadie, y sin embargo somos.